De mi puño y letra te escribo estos versos.
De un alma doliente que muere en la noche.
Mi vida se convirtió en una isla sin dueño.
Puño, que se retorcía con tu recuerdo helado de frío.
Y guardaba con delicadeza en mis bolsillos gastados.
Letra a letra sangraba este poema.
Te olvidé en mis noches oscuras y sonámbulas.
Escribo hoy porque es mejor desechar lo malo.
Estos recuerdos no son sanos para una mente brillante.
Versos que se diluyen como agua entre tus manos.
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