sábado, 23 de noviembre de 2013

Jugando a (no) querernos.



Viento: el aleteo de tus pestañas que derriba mi sonrisa, tu boca cínica, tus manos inquietas, existen un cúmulo de sensaciones que se escapan en el cielo encapotado.
Sentir, dejarte sin sentido, sentimientos, sinsabores, símbolos, te sonsaco tus silencios abrumadores que me dejan soñolienta.

Tormenta: la que estalla en mi cabeza, mis pensamientos me martillean una y otra vez. Quiero salir sin cabeza, sólo por un día y abandonarla en mi armario junto a mi ropa semi-desordenada.
Esperar, escuchar, escalofríos que invaden mi cuerpo cada vez que me tocas, elocuencia, escapismo el de tu persona, a ratos, por pasos.

Fuego: Más allá del abismo de nuestros cuerpos, de la quemazón de las caricias, de la vida inerte, de las brasas que aún sobreviven y calientan mis entrañas. Te quiero ahí, justo ahí, pidiéndome a gritos un poco más.
Miedos estúpidos, montañas, las que nunca moverás, miradas, maestría, la de tu boca, movimientos de ajedrez y un jaque mate mortal.

Agua: sedienta me encuentro en el desierto con la última gota de este preciado tesoro en mis labios resecos y agrietados. Puede que me haya cansado de buscar el oasis perfecto y sólo encuentro espejismos.
Tiempo, tortura, temperatura elevada, taladradora, tifón que lo arrasa todo, tal vez sin querer o inevitablemente queriendo.

Tierra: doy pasos firmes en la tierra húmeda que tiembla bajo mis pies. No huyo de vos, sino de mi propia conciencia, me percibo como ente pensante, en este mundo algo incrédulo.
Contigo, conocerte, compartir, caminar sin rumbo, cama revuelta, contacto físico, me tocas levemente y sonríes sin un porqué.

Y ahora no me toca desnudarte,  me toca no pensarte, no me toca mover ficha, me toca no tocarte,me toca no llamarte,  me toca olvidarte cada día, y jugar, jugar a (no) querernos como antaño.