viernes, 14 de febrero de 2014

Una vuelta de tuerca

En el fragor de la batalla, cuándo los cuerpos se entrelazan, se dicen muchas estupideces. Duelen las mordidas en la piel, y los desgarros del corazón, y las embestidas que te matan lentamente. Duele desvestirse por última vez, duelen las caricias ambivalentes, duele, duele el corazón, cuándo existe un adiós predeterminado por el destino. A destiempo, duelen las miradas que traspasan tu coraza protectora, y estalla la tormenta interior y tu mundo gira de nuevo, sólo una vuelta de tuerca, suficiente para descolocarte de nuevo.
Sin razón, irracionalmente, te arrastra la corriente, y sin causa justificada te dejas llevar por el caudal del río hacía ninguna parte, porqué no existe un punto y final. Todos son finales abiertos, quién sabe si existe un mañana para esas dos personas que soñaban con la luna, y con experiencias trascendentales.
Tu allí, yo aquí, siempre tan diferentes y cada uno a su manera hemos visto esta historia. Estoy hecha de pasado olvidado, de presente realizable y de futuro probable. Déjame que contemple las estrellas de nuevo y siga sonriendo eternamente. El mundo está hecho para los locos y desequilibrados mentales, y yo formo parte de esta locura anecdótica.
Todo se verá, algún día el cielo me dará la razón.