sábado, 1 de septiembre de 2012

Tertulias con un Bipolar

El ser humano estando con otros se esconde en las habladurías. Intenta escuchar su propia voz, la voz que lo interpela para que el sujeto se encuentre a si mismo. Es una voz circunstancial, una voz que nos dice: "Se tu mismo"
Heidegger nos habla del ser-en.  El ser humano necesita del ser-en, estar ubicado; el hombre necesita un espacio, un entorno. El ser-en es en el mundo: lo que hay alrededor. Mis circunstancias. Pero yo no soy en el mundo como abrigo dentro de un armario, como zapato nuevo dentro de su caja : ser en el mundo es estar preocupado y cuidando, es ser solicitado, el mundo da que hacer, no es algo externo a mi. La vida humana no es algo acabado, el ser humano es inteligente: debe orientarse, ubicarse, entenderse. El ser-ahí (hombre con demasiadas cualidades) nunca es un ser solamente, siempre es un ser-con; el ser en relación con el mundo y con otros seres. Si el hombre estuviera solo, el hombre sentiría la soledad como una herida incurable; la soledad es una amputación. 

No quiero ofender a nadie pero el hombre es Bipolar. Cree saber lo que quiere pero en el fondo no tiene ni la más mínima idea. Se encuentra solo en el mundo y solo se quiere quedar. Vive anclado en un pasado mítico que no lo deja avanzar, y ni tan siquiera se preocupa del futuro y pierde su tiempo en llevar una vida de pérdidas, en un goce sensorial, desprendido, sin sentido, sin querer conocer más allá de su propio ego. Sólo me conozco a mi mismo: que estupidez!!!

Conocer no implica amar hasta el límite. Esto es un reproche que me hago a mi misma y a todos los hombres en general. Si, la premisa de "El roce hace el cariño" es ciertamente cierta, pero no se si llegaré al punto de ponerme una máscara para que nadie me conozca en realidad, y así no dejar aflorar mis sentimientos más contradictorios. Yo también soy Bipolar, todos lo somos, todos necesitamos no sentirnos solos, compartir, sentirte vivo...

Cae la máscara, el hombre queda
Y el héroe se desvanece

En su Oda a la Fortuna, Rousseau escribió esto en particular. Sólo queda el hombre sin la máscara, porque con la máscara solo provocamos falsas apariencias, vil engaño, una ruptura entre el ser y el parecer, entre el hombre y los dioses, entre el hombre y él mismo. ¿Entendemos que hay una imposibilidad en la comunicación humana? No yo creo que no, más bien son las falsas apariencias, la bipolaridad del hombre, la verdad que pervierte nuestras vidas...

Jugaremos a encontrarnos, a que yo maneje mi propia historia, mi propio destino, y usaré una máscara. Ya no seré yo misma, seré alguién diferente, autoritaria, crítica, despellejando a diestro y siniestro a todo el que se me cruce por el camino. Pero acuerdate de que esto es un mero juego de niños, no es la realidad, solamente son falsas apariencias, Recuerdalo!

Ya nadie se atreve a parecer lo que es, y bajo esta perpetua coacción, los hombres que forman este rebaño al que se da el nombre de sociedad, puestos en las mismas circunstancias, harán todos las mismas cosas, a no ser que motivos más poderosos les disuadan de ello. Nunca se sabrá, por tanto, con quién nos la tenemos que ver: para conocer al amigo, habrá pues, que esperar a las grandes ocasiones, es decir, esperar a que ya no sea el momento, puesto que es precisamente para esas ocasiones para cuando habría sido esencial conocerle. (Rousseau, Discurso sobre las ciencias y las Artes)


Entonces mi pregunta será la siguiente: ¿Cómo puedo llegar a conocer a alguien? Que he de esperar a las grandes ocasiones, pero, ¿qué grandes ocasiones?

¿Qué cortejo de vicios no habrá de acompañar a esta incertidumbre? Ya no habrá ni amistades sinceras, ni verdadera estima, ni confianza bien fundada. Las sospechas, la desconfianza, los temores, la frialdad, la reserva, el odio y la traición se esconderán sin cesar bajo ese velo uniforme y pérfido de las buenas maneras, bajo esta urbanidad tan celebrada que debemos a las luces de nuestro siglo.(Rousseau, Discurso sobre las ciencias y las Artes)