No. No tienes ni puta idea de lo que es querer a una persona. Tú no la has visto llorar lamentándose y haciéndose preguntas de porqué no funciona. No la has abrazado tan fuerte con ganas de romperle todos los miedos. De abrir su coraza, porque créeme cada día se hace más irrompible.
No tienes ni puta idea de lo que es comerte sus dudas, sus anhelos, sus sueños. De verla sonreír y feliz porque piensa en ti. Si, esto es la rabia, rabia de que prevalezca tu egoísmo, tus faltas de tiempo, tus ya nos veremos cuando me desocupe.
¿Y sabes? Mientras tanto yo no la dejaré caer, me ocuparé de ella porque tu no sabes hacerlo. Y querré vivir momentos preciosos a su lado, emborracharnos y llorar y que se nos corra el puto rimel una noche de fin de año. Y bailar y mover las caderas a ritmo de reggaeton. Y chupito de tequila tras otro, probamos el sabor de la sal y brindaremos por nosotras.
Porque tú, si tú, no tienes ni puta idea de lo que es querer a una mujer y hacerla feliz. Y ahí estamos las amigas para escucharnos y hacer reuniones en medio de la pista de la disco de turno y encender la llama de la amistad por siempre. Y jurar que si vemos al tipo en cuestión le lanzaremos una piedra en la cabeza o lo que se tercie en un ataque de locura, y gritarle que deje en paz a nuestra amiga. Que si no la va a querer como nosotras la queremos, que la deje marchar.
Y planear un viaje a donde sea y tostarnos al sol. Y beber, cantar, bailar. Porque somos leales hasta la muerte y nos llevamos en el corazón las unas a las otras.
Y todo porque tú no tienes ni puta idea de querer a una amiga, una hermana, una madre, una hija, una mujer que pisa con los tacones fuerte en la tierra. Que barre el polvo a su paso, orgullosa, decidida a comerse el mundo y luchar por lo que quiere.
Y sí, esto es la rabia, la rabia más sincera que sale de nuestras bocas, de nuestras almas, porque este puto mundo se puso del revés. De darlo todo y apostar por vosotros, de la creencia estúpida que existe alguien para nosotras que nos complemente.
¿Sabéis? Nosotras estamos aprendiendo a estar solas, nos complementamos entre nosotras. Con nuestros defectos, con nuestras virtudes.
Y tú, voy a redimirte un instante y darte una oportunidad : Si no la quieres, déjala marchar. Esto es un todo o nada y si no estás dispuesto a caer al vacío con ella, vete, no vuelvas.
Nosotras estaremos aquí para cuidarla. Pero recuerda, algún día puede caerte una piedra en la cabeza. Y te acordarás de nosotras.