Epicteto nos aconseja interpretar nuestra vida como un papel de teatro. Pero no somos nosotros quienes elegimos este papel, debemos consagrarnos al que nos ha sido dado. Según la moral estoica, el hombre debe quererse a si mismo, pero quererse tal como el Destino o Dios le quieren.(Hay q estar a la altura hay q ser un buen actor en una commedia dell'arte en la q no se puede cambiar ni las peripecias ni el desenlace).
Decir las cosas sin querer decir nada en particular, sin mojarse, sobrevolando la superficie, en un vuelo raso, casi sin tocar, como en un suspiro. Todo esta sujeto a diversas interpretaciones: la literatura, el arte, las preguntas como, "¿Qué es un amigo?", la vida, los sueños... Todo siempre sin dar explicaciones, fluctuando como el magma de un volcán en erupción, como la temperatura, como las emociones.
Interpreto mi vida sin interpretar porque en realidad todo transcurre en una concatenación de sucesos que yo no elijo. La vida ya es suficientemente compleja como para liarse en historias inventadas, en personajes falsos que quieren impresionarnos en un sinsentido de palabras vanas. Todo desaparece, y el hecho de que personas que no tienen transcendencia ninguna desaparezcan, no nos hace daño, no nos importa, es más, es mejor ir soltando ese lastre y esperar, y quedarse quieto.
He robado palabras, pensamientos, inquietudes, pero no me importa, las he usado en mi propio beneficio, las he mejorado, he construido algo a mi antojo, a mi manera, mucho mejor.Los escritos, las palabras, lo que sueñas, deben dejarse reposar, para así luego hallar que nos hemos equivocado en la interpretación y asumir que no es tan importante.
Los refritos nunca salen bien, las conversaciones inacabadas son como los puntos suspensivos, siempre se deja algo pendiente, abierto, resuelto en varias interpretaciones. Inventiva, pura inventiva son mis sueños, mis palabras y mis actos.
Palabras clave: Teatro, Interpretación, Fluctuar, Transcendencia.